Cuanto he pensado en cómo debía comenzar a escribirte esta carta. Se me ocurrieron muchísimas maneras, pero la que creo que es la mejor es iniciarla con esta frase: «Gracias hija».
¿Cómo pasa el tiempo verdad? Pasa muy rápido, pero en el transcurso de este año han ocurrido muchísimas cosas. Experiencias que me llegan al corazón y que me han marcado para siempre.
Por Martha López – @escribirconamor
Cuando escuchaba decir a mi mamá que los hijos se aman con locura, realmente no lo entendía, hasta ahora es que puedo comprobarlo y ni si quiera sé cómo explicártelo.
Estuve casi un mes con contracciones, estaba tan ansiosa de conocerte. Te confieso que cuando uno es mamá primeriza no sabe lo que le espera. Si, es muy difícil porque uno quiere criar y cuidar a ese bebé recién nacido con todo el amor del mundo.
Recuerdo cuando te vi por primera vez, tus manitas, bracitos, piernitas, eras lo más lindo que mis ojos hayan visto. Te sentí en mi pecho por primera vez y no quería que te despegaran de mí. Sin embargo, me sentía cansada y un poco adolorida.
No habían pasado ni dos horas de la cesárea cuando te llevaron al cuarto. ¡Ahí comenzó lo bueno! La enfermera te cargó y me dijo: «Se la dejaré para que le de pecho» y bien me recuerdo que le dije con voz de extrañada: «¿ahorita, me la pego?». Entre miedo y alegría ese primer acercamiento jamás se me va a olvidar. ¡Ay hija cuanto te amo! (no puedo negarte que estoy lágrima tras lágrima en este momento). Bien dicen que recordar es volver a vivir y por eso te escribo estas líneas porque quiero vivirlo por siempre.
El primer mes fue difícil, de muchísimos cambios, empezando porque jamás hemos vuelto a dormir, con tu papá, de corrido toda la noche. Eso de los horarios fue complicado. Tuvimos mucha ayuda de tus abuelitos. Vivir en un país distinto, donde no teníamos a nuestra familia cerca fue el reto más grande.
Recuerdo cuando al primer mes todos se fueron y nos quedamos solitos: tu papi, tú y yo. Ahí empezaba lo bueno. Todo ha sido aprendizaje con amor, pero no solo miedos si no también risas.
Eres mi compañía, contigo enfrenté cosas que había temido toda mi vida. Me has visto llorar (aunque no me gustaba) y me sonreías. Aunque cuidarte a tiempo completo ha sido un reto difícil, sé que Dios nos da la fuerza a las mamás para continuar y hacerlo cada vez mejor.
Mi bebé querida, quisiera poder escribirte una carta inmensa para poder describirte todo lo que he sentido en tu primer añito, pero ahorita estás dormida y sé que estás por despertarte.
Solo me queda decirte que deseo con mi alma que crezcas sana, feliz y siempre sonriendo (me enamora verte hacerlo y que enseñes tus seis dientes). Gracias por elegirme como tu mamá, gracias por mostrarme el lado más inocente del amor, gracias por tenerme paciencia.
Te amo con todo mi corazón…