El rey Carlos III se dio este jueves todo un baño de masas entre jóvenes universitarios, pero alguno de ellos no dudó en aprovechar la visita del monarca a la Universidad de East London, en la capital británica, para indagar en la relación tan tensa y conflictiva que mantendría estos días el actual soberano con el menor de sus hijos, un príncipe Harry que, desde su salida de la primera línea de la monarquía en marzo de 2020, no ha hecho otra cosa que redoblar sus ataques contra su propia familia a través de especiales de televisión y, sobre todo, con la publicación el pasado enero de su polémica autobiografía, ‘En la sombra’.
Mientras el rey saludaba a las numerosas personas que se dieron cita en el acto, un espontáneo alzó la voz para pedirle encarecidamente que haga un esfuerzo por reconciliarse con el duque de Sussex. «Traiga de vuelta a Harry, por favor. ¿Podría traerle de vuelta, señor?», le rogó. Carlos tuvo que improvisar con rapidez para rebajar la tensión que, a buen seguro, le había generado la mera referencia a su problemático retoño. Es posible, sin embargo, que su respuesta no sea del agrado de esos amplios sectores de la población que se posicionan del lado de Harry, o que comparten al menos muchas de sus críticas sobre lo anquilosado de la institución.
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El jefe del estado quiso hacerse el despistado y respondió con extrañeza: «¿Quién?». Su interlocutor insistió, subrayando de paso el vínculo paterno-filial: «Harry, su hijo», le recordó. Ya sin munición y exhibiendo más cautela, Carlos se limitó a esbozar una sonrisa y siguió caminando entre el gentío. Ese silencio es el que, al menos de cara a la galería, es el que ha de presidir la postura de la casa Windsor ante las duras acusaciones que realiza Harry en su libro de memorias. Además de tachar de «racistas» ciertas prácticas y dinámicas todavía presentes en el funcionamiento diario de la institución, el príncipe afea directamente a su padre la falta de atención o aprecio que le habría mostrado durante determinadas etapas de su vida.
«Papá temía el incremento en los costes de nuestra manutención. Pero ese era su trabajo, el acuerdo por el que servimos a la monarquía, viajando adonde nos mandan, haciendo lo que nos dicen y renunciando a nuestra autonomía», reza un fragmento de la biografía, que también desvela el supuesto recelo con el que Carlos habría afrontado la popularidad de su nuera Meghan, al igual que le ocurrió durante su matrimonio con Diana de Gales, la princesa del pueblo. «Lo que de verdad no podía soportar era que alguien nuevo pudiera dominar la monarquía y recibir el foco, alguien brillante que pudiera eclipsarle», sostiene Harry.