La manera en la que una persona actúa: habla, sus gestos o incluso cuando camina, puede decir mucho sobre su personalidad. En el año 2017, un estudio relacionó la forma de caminar y nuestros rasgos de personalidad. Los investigadores encontraron que la personalidad afecta la velocidad al caminar y también puede influir en la forma en que nuestro caminar cambia con el tiempo.
El estudio fue dirigido por un equipo de investigadores de Francia y Estados Unidos, los cuales buscaban averiguar cómo la personalidad afecta nuestra forma de andar a medida que envejecemos. En un artículo publicado en la revista Social Psychological and Personality Science, los autores explican que se comparó la velocidad al caminar y los cinco grandes rasgos de la personalidad que se dividen en apertura, amabilidad, conciencia, extraversión y neuroticismo.
Luego de que los científicos analizaran los datos sobre los estilos de caminar y las personalidades de más de 15 000 adultos que tenían de 25 a 100 años, los resultados sugieren que las personas con una puntuación alta en extraversión, conciencia y apertura, y baja en neuroticismo, caminaban más rápido en comparación con sus contrapartes y su velocidad disminuía en menos a medida que envejecían. Para el caso de la amabilidad, no parecía tener ningún efecto.
Otras investigaciones ya habían sugerido que las personas con “mayor neuroticismo y menor escrupulosidad tienen menos actividad física y un comportamiento más sedentario”. Mientras que un mayor neuroticismo y una menor conciencia se asociaron con lo contrario.
El equipo señaló que los individuos más extrovertidos y conscientes pueden ser más propensos a ser físicamente activos y, por lo tanto, menos propensos a sufrir enfermedades físicas y mentales.
Claro está que lo lógico es pensar que todos reducimos nuestra velocidad de andar cuando nos ponemos más viejos, pero la cuestión es que no todos disminuimos esa velocidad al mismo ritmo. Si bien, la velocidad de caminar puede ser principalmente un indicador de salud en la edad adulta, la personalidad también contribuye al cambio de velocidad de la marcha.
De forma resumida, las personas que caminan rápido tienen más probabilidades de ser extrovertidas, conscientes y abiertas a nuevas experiencias; mientras que las personas neuróticas tienden a caminar más despacio. Los investigadores dicen que los hallazgos proporcionan “evidencia sólida de que la velocidad al caminar en la edad adulta refleja, en parte, la personalidad del individuo”, aunque por ahora todavía sigue habiendo datos liitados para explicar por qué ocurre exactamente.
Debe quedar en claro, el estudio no trata de decirte que es posible cambiar tu personalidad acelerando o disminuyendo la velocidad. No puedes hacer eso. Lo que sí podrías hacer es cambiar la forma en cómo te perciben los demás cambiando la forma y velocidad en que caminas. ¿Quieres mostrarte seguro o valiente? Esto puede ser útil en algún momento, sin contar que puedes tener en cuenta estas características para distinguir mejor a las personas durante la vida social.
Así que ya sabe, ahora tiene un detalle más a considerar para descubrir con quién está tratando. El estudio se detalla en un artículo publicado en la revista Social Psychological and Personality Science.