“Y de pronto allí estábamos, rodeadas de carteleras, niños y colores… allí estabas tú con un -no me dejes aquí mamá- en la mirada, mientras te soltabas de mi pecho para quedarte a fuerza en los brazos de otra persona que ambas desconocíamos hasta esta semana, y que ahora debemos llamar “teacher” y darle nuestra confianza. Y también estaba yo, junto a papá, ambos animándote a disfrutar el día con “tus amiguitos”, diciéndote que te amamos, apretando la garganta, besando tu frente y prometiéndote regresar por ti, o más bien por un pedazo de nosotros, que se quedó contigo en tu primer día de escuela”…
Por Vanessa Montilla – @vanemontillaf
Si esta escena te resulta familiar seguramente has sentido el salto al vacío que representa el primer día de escuela para quienes hacemos parte del «team mamá gallina, gallo coroco» y si fuera poco ¡primerizos!
Personalmente me preparé psicológicamente para este día y me prometí transmitir confianza a mi hija porque auténticamente mi corazón sintió que ella estaba preparada para dar este paso.
Antes, participamos en actividades de aprendizaje colaborativo y estimulación temprana, mi hija nunca se separó de mí y aún y cuando lo intenté en muchas ocasiones no obtuve sino llanto como respuesta, decidí entonces respetar su tiempo, acompañarle en su proceso de adaptación y estar atenta a las señales que ella me diera de querer auténticamente ir al colegio, así nos pasaron 3 años y 4 meses, puede ser mucho tiempo para muchos, para nuestra familia, ha sido el tiempo y el momento perfecto.
Aun así no pude evitar esa lagrimita el primer día del cole, o para que les miento, el chaparrón de lágrimas que me inundó cuando salí de la escuela justo luego de dejarla -aún cuando mi esposo se burlaba de mí- el nudo en la garganta mientras la dejaba en brazos de la teacher y la animaba reventó cuando crucé la puerta hacia el auto, no puedo explicarles el vacío y el orgullo que sentí al mismo tiempo, por eso decidí poner en letras lo que le habría dicho a mi hija de haber podido explicarle lo que sentí. Mi niña amada esta carta es para ti, con la ilusión de que algún día crecerás y la leerás, mientras tanto vamos a compartirla con otras madres para que sientan compañía en sus sentimientos.
“Voy a comenzar diciéndote que confío en ti, creo en ti plenamente desde el día que llegaste al mundo y con un grito aguerrido decidiste saludarme a tus 38 semanas de vida, tomándonos por sorpresa. Creo en ti desde el día que tu mirada se conectó con la mía y me enseñaste a creer más en mí, respeto tu tiempo y no importa si eres la más grande del salón o la más pequeña, si la que va más rápido o la que va más lento, quiero que vayas siempre a tu ritmo, lo realmente valioso para mí es que tú te sientas feliz en este nuevo espacio, sin complacer a nadie más que a ti misma, que puedas descubrir tus talentos, jugar junto a otros niños tan increíbles como tú, que formarán parte de tu historia de vida, enseñándote, animándote, imitándote, y hasta retándote cada día a mostrar tu ser.
No espero compararte con nadie, no espero boletas con letra A o 5 estrellitas en el cuaderno, si las recibimos sin duda las celebraremos, pero de no ser así, ten la certeza que lo único que espero es que seas feliz, que juegues, que llegues despeinada de alegría a casa, que aprendas cada día algo nuevo y que todo aquel niño o teacher que tenga la oportunidad de conocerte en tu nueva escuela, aprenda de ti, se maraville con tus talentos y te brinde el espacio y el respeto para brillar como sabes hacerlo. Tengo la certeza de que te adaptarás rápidamente porque llevas contigo el amor y la seguridad que tenemos en ti.
Papi y mami estamos orgullosos de verte crecer, de ver como tus alas van desplegándose y cada día esa confianza y seguridad que juntos construimos, te respaldan en tu desarrollo, estamos felices de todas las mañanas que nos quedamos acurrucados contigo sin importar el tiempo, de haber decidido trabajar desde casa para no perdernos un segundo de tu crecimiento, de todo lo que hemos aprendido y seguimos aprendiendo de ti, estamos felices de juntos dar este paso que representa el comienzo de una nueva etapa para todos y que te permitirá explorar tus talentos.
Te amamos profundamente y vamos a acompañarte cada día de escuela desde hoy, hasta que cumplas 12 o 15 y nos pidas que no te avergoncemos frente a tus amigos, de cualquier manera siempre estaremos para ti, porque nuestro corazón está donde tu estés”.
…Ha pasado casi un mes desde este primer día de escuela, no ha cumplido 12 y ya nos corre de la puerta del cole, con un beso claro, pero nos corre, ¡debo confesar que siento celos de la maestra!. Sobre su adaptación… lloró un par de días, nosotros también jajaja (si! mi esposo después de burlarse, también soltó su lágrima en el carro y ya había pasado una semana). Al cabo de un par de días, nuestra hija comprendió que papá y mamá siempre volverán por ella, está disfrutando una experiencia que nosotros no podemos brindarle porque nadie compite con la alegría y la energía de los niños y nosotros nos hemos enfocado mucho más en convertir sus horas de clase en tiempo productivo de trabajo, para el desarrollo de nuestros proyectos profesionales, de manera que en la tarde dedicamos tiempo de calidad a compartir con ella.
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Y estas las de su emprendimiento, que te encantará… @vanessaferrerstore
Vane te deja también una nota SUPER IMPORTANTE escrita para ti. TIPS para facilitar la adaptación de tu hij@ en su nueva escuelita.
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