Desde que nació mi hijo, sentarme y dedicar tiempo a escribir la historia de mi parto era una cita pendiente conmigo misma.
Entre la adaptación a mi nuevo rol de madre, las noches de poco dormir y las exigencias diarias de la maternidad es hasta ahora que puedo cumplir con esa cita.
Este relato se lo dedico a mi hijo
Ese día el Amor se expandió,
La Luz se abrió camino,
y la Vida se manifestó.
Ese día me convertí en Madre.
Por Ana Patricia Montenegro de Madrevivencias
Con toda certeza este será uno de los relatos más emotivos y significativos que escriba. Mi parto es un evento que recordaré vívidamente toda mi vida.
Aun así, mientras escribo estas líneas retorno en el tiempo a esas escenas para presenciarlas desde la claridad de mi presente y extraer con delicadeza la esencia de aquello que sentí y viví durante esos intensos días.
En lo personal, me encanta leer relatos y testimonios de partos. Los leí durante mi embarazo y cuando me encuentro con ellos en este mundo digital de blogs y de madres me gusta tomarme un tiempo para leerlos.
Cada parto es tan único y la vivencia de cada madre es tan particular. Siempre descubres algo novedoso que te llega al corazón.
La riqueza de esos testimonios radica en esas enseñanzas que puedes extraer para ti misma. A la vez reconocer en todo momento la grandiosa capacidad que reside en nosotras para llevar a cabo un evento de tal magnitud.
Para mí, todo parto y toda cesárea poseen una belleza intrínsecamente dolorosa e inherente a su resultado: el nacimiento de una vida.
Pienso que todas las madres merecemos relatar ese evento como muestra de nuestra valentía incuestionable, de nuestro regocijo infinito y de nuestra sublime colaboración con la vida.
¡Imagínate llegar al hospital, pero no lograr llegar a la sala de parto y dar a luz en el pasillo! ¡Le sucedió a esta madre, mira las increíbles fotos!
Me emociona compartir la historia de mi parto con ustedes. Las animo a sentarse en algún momento a escribir la suya como un testimonio personal de amor y de entrega, en algunos casos de sanación y de perdón, para nosotras y nuestros hijos.
¿Cómo empezó todo mi embarazo?
Después de casi 3 años de búsqueda, quedé embarazada a mis 38 años. Esos 3 años fueron un período de altos y bajos que te he contado en mi nota Soy una mamá a los 40. En ella describo cómo fue el inicio de mi recorrido en el camino de la maternidad.
Mi embarazo transcurrió plácidamente. Lo describo como sereno y tranquilo. Estoy convencida que el hecho de haberlo iniciado con un buen estado físico y emocional contribuyó grandemente a ese plácido transcurrir.
Las consultas médicas y los exámenes clínicos de rutina siempre indicaban que mi bebé se estaba formando y desarrollando adecuadamente. Todo eso me tranquilizaba y me permitían disfrutar de mi estado y vivir la emoción y la expectativa propias de la espera del primer hijo.
Durante esos 9 meses, como todas las madres en espera solemos hacer. Leí muchos artículos sobre las etapas y procesos del embarazo, al mismo tiempo que me dedicaba a preparar todo lo necesario para la llegada del bebé.
Continué trabajando hasta muy avanzado mi estado porque me sentía muy bien. Los únicos tres aspectos recordables que me provocaron incomodidad en algún momento fueron:
- El hambre desmedida: las ganas súbitas de comer que se apoderaban de mí y que me malhumoraban si no las satisfacía a tiempo. En síntesis, la necesidad de comer porque NECESITABA comer. Esa sensación desapareció automáticamente después que nació mi hijo. No la he sentido antes ni después.
- El calor que sentí a partir del octavo mes.
- La molestia por el peso hacia el final del embarazo: el dolor en los pies y el evidente cansancio al estar de pie o caminar por mucho tiempo.
Durante este período, dediqué especial atención a prepararme para el parto. En ese aspecto, no quise saturarme con más información de la necesaria. Solamente leí un libro, recomendado y prestado por mi doctor, para informarme sobre el proceso del parto. De ese libro obtuve toda la información que necesitaba.
Ya había tomado la decisión de tener un parto en casa y en agua, y todo indicaba que las condiciones de mi embarazo favorecían esa decisión.
La decisión de tener un Parto en Casa
Para situarlos en el contexto de mi experiencia, mi hijo nació por medio de un parto en casa, en agua (en una piscina de parto) y sin fármacos. Fui asistida por dos médicos gineco-obstetras y estuve acompañada por mi esposo.
Desde mucho antes de estar embarazada siempre latió dentro de mí el deseo de experimentar un parto de estas características.
Deseaba que mi hijo naciera en la intimidad de mi hogar, en silencio, rodeado de quietud y sin intervenciones innecesarias. Y gracias a una serie de eventos que se sucedieron en mi vida, en un momento dado todas las circunstancias se alinearon para que mi deseo se convirtiera en una realidad.
Recuerdo que un tiempo antes de siquiera pensar en tener hijos compré un libro sobre nacimientos en casa (home birth) que encontré en la mesa de descuentos de una librería. También por alguna u otra razón, sin que necesariamente los estuviese buscando, veía vídeos sobre partos en casa, todos ellos enmarcados dentro de un contexto europeo.
En ese entonces, ni siquiera consideraba la posibilidad de que en Panamá pudiese tener la oportunidad de experimentar un parto en casa.
Una vez más en mi vida queda demostrado que todo ocurre por un motivo y en el momento justo. Todo es perfecto.
Un día “casualmente” encontré en internet información sobre partos naturales en Panamá. Entré en la página web y descubrí que una pareja de médicos gineco-obstetras estaban atendiendo y asistiendo partos en casa. En ese momento, la posibilidad de ver concretado mi deseo de un parto en casa se desplegó ante mí.
Anoté en mi lista mental concertar una cita con los doctores, aunque no me sentía especialmente apresurada ya que me encontraba en un período crucial de mi vida en ese aspecto: planteándome la posibilidad de que quizá no sería madre.
Cuatro meses después de toparme con esa página web quedé embarazada y todas las piezas del rompecabezas encajaron perfectamente en su lugar.
Inmediatamente, al enterarme de mi estado concerté una cita con el doctor. En nuestro primer encuentro, nos encantó su trato, su paciencia y su disposición en explicarnos en detalle todo lo concerniente al embarazo. Mi esposo y yo nos sentimos satisfechos y confiados y tomamos la decisión de llevar el embarazo con él.
Posteriormente, durante la gestación, me informé más sobre los beneficios de los partos naturales y llevados a cabo en casa. El libro que leí se titula ‘‘Ina May’s guide to childbirth’ (‘Guía para el parto de Ina May’) cuya autora es Ina May Gaskin, una activista y partera de nacionalidad estadounidense. (Si quieres saber más sobre quién es Ina May y su aporte al empoderamiento de la mujer por medio del proceso del parto puedes visitar su sitio web y conocer más sobre esta sobresaliente mujer). Y cómo mencioné anteriormente, en ese libro encontré todo lo que necesitaba para reafirmarme en mi decisión.
Ese deseo que albergaba profundamente en mi interior, la confianza que sentí desde nuestra primera cita con el doctor, las explicaciones y el convencimiento que encontré en las páginas del libro de Ina May se unieron para decidirme por un parto en casa.
La oportunidad de vivenciar un parto natural y en casa ha sido una de las experiencias más trascendentales y reveladoras de mi vida.
Me emocionó cuando me doy cuenta que un deseo que se había instalado profundamente en mí.
A mi deseo le tomó varios años manifestarse. Años durante los cuales tuve experiencias fundamentales en mi vida y que me hacen ser la persona que soy en día.
En ese sentido, sólo puedo sentir aprecio, gratitud y ver renovada, una vez más, mi confianza en la vida.
¿Por qué decidí tener un parto en casa?
Obviamente, decidir cómo deseamos que nuestros hijos nazcan es una elección potestativa de cada familia. De cada madre y de cada padre y de la manera como esos padres entienden, comprenden y desean experimentar la vida.
Para la mujer, como protagonista ineludible del evento, esa elección procederá de su deseo íntimo de cómo quiere experimentar su parto. De las condiciones fisiológicas de su embarazo y de sus posibilidades de llevarlo a término en esas circunstancias.
Gracias al buen desarrollo de mi embarazo tuve la posibilidad de vivenciar un parto en casa.
-Sentía en mi interior que esa era la decisión natural y fluida que se correspondía con mi alma y mi forma de ser. Esa es mi primera razón. Contradictoriamente, una razón de intuición y sentimientos.
-El poder estar con mi hijo apenas naciera, junto a mí, sin que nadie más lo tocara. Sentía una profunda sensación de querer estar con mi hijo desde el primer minuto, sin que fuese llevado lejos de mí.
-El respeto a las etapas y procesos del parto y al tiempo que le tomase a cada una de ellas desarrollarse de forma natural.
-El hecho de estar en mi hogar, en mi espacio personal y familiar, con las personas que deseaba me acompañaran durante esa íntima experiencia.
-La libertad de colocarme en las posturas que mi cuerpo me pidiese y que me resultasen cómodas para llevar a cabo el parto.
-La posibilidad de poder elegir que el pinzamiento y corte del cordón umbilical fuese realizado cuando ha cesado la pulsación de los vasos sanguíneos del cordón. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) retrasando el pinzamiento del cordón se consigue mantener el flujo sanguíneo entre la placenta y el recién nacido, y eso puede mejorar la dotación de hierro del niño incluso hasta los seis meses de vida.
Estas fueron las principales razones. Existen muchas otras como la de permitir que mi cuerpo realizase un proceso para el cual está perfectamente diseñado y honrar de esta manera mi naturaleza femenina.
Mi decisión sobre mi parto esta intrínsecamente ligada a mi personalidad. Soy de personalidad introvertida y prefiero el silencio, la quietud y la calma. Esas características de mi personalidad deseaba también verlas reflejadas en el momento más importante de mi vida.
En síntesis, todo aquello que iba descubriendo acerca de tener un parto de estas características estaba en consonancia con todo mi ser.
EL PARTO EXPERIMENTADO DESDE DOS DIMENSIONES
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