Muchas veces hemos escuchado o leído sobre lo maravilloso que es el mar para el bienestar físico y mental de las personas, pero en el caso de los autistas, tiene un poder de relajación mayor.
Comencemos por aclarar para quienes tengan dudas, el autismo no es una enfermedad, razón por la cual no tiene cura. El autismo es una condición del neurodesarrollo, que se presenta desde la infancia, y que puede tener espectros o niveles, rasgos, características y síntomas diferentes, según cada niño.
En Panamá, existe una organización llamada Autism Wave
que puedes encontrar en IG como @autismwavepty, quienes realizan campamentos en la playa especiales para niños con autismo, entre muchas otras actividades, ayuda y asesoramientos para los niños y sus padres.
Esta actividad que realizan en la playa se llama “olas que calman”, y de la mano de expertos, los niños pueden disfrutar de las olas en una tabla de surf, ya sea parados o acostados según su edad y motricidad. El poder positivo de esta actividad es increíble, y el resultado se puede ver a simple vista.
Cuando llegan, pueden estar tensos o mal humorados porque llegan a un lugar desconocido, han tenido que viajar en carro lo cual puede resultar incómodo, pero al primer contacto con el mar y las olas, en sus caras se dibuja una enorme sonrisa. En ese instante, sus sentidos se estimulan, la arena en sus pies, la brisa, el olor del agua salada, estar mojados, subir a la tabla de surf, y todo el movimiento y balance (con ayuda) al momento de deslizarse en la ola.
Cada niño está acompañado del surfista que lo ayuda desde el inicio hasta el final, y un ayudante que está dentro del agua pendiente de que todo transcurra de la manera más sencilla para los niños.
Si conoces a una familia con niños autistas, o tienes un hijo autista, te recomiendo probar estos camps.
Creo que no es casualidad que las organizaciones para autistas utilizan mucho el color azul, representativo del mar, el cual es definitivamente un gran calmante para ellos.