La familia Fernández había prometido que abriría las puertas del rancho Los Potrillos para que los admiradores del charro de México pudieran rendirle homenaje por última vez; poco después de que se confirmara el fallecimiento del intérprete a la edad de 81 años y ha mantenido su palabra.
Este domingo los restos mortales del cantante llegaron a la finca bautizada en honor a sus tres hijos alrededor de las dos y media del mediodía, y unas horas más tarde se abrió la capilla ardiente en el estadio con capacidad para 11.000 personas que se construyó en el interior de la propiedad en el 2002. Por allí fueron pasando desde personalidades del mundo de la música y la política a amigos del fallecido; como su colaborador el Mariachi Azteca, que interpretó varios de sus grandes himnos.
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El féretro se colocó en una especie de escenario adornado con flores y presidido por una imagen de la Virgen de Guadalupe mientras sonaba la canción ‘El Rey’ coreada por todos los presentes, a la que siguió ‘México; lindo y querido’ mientras sus hijos varones y tres de sus nietos montaban la primera guardia.
Uno de los momentos más emotivos llegó cuando su viuda, conocida por todo el mundo como Cuquita, se quedó sola junto al ataúd; sobre el que se había colocado el sombrero de Chente, y se la vio depositando un beso sobre su superficie. En ese momento su hijo Alejandro se apresuró a acudir a su lado para apoyarla y cantó el tema ‘Amor de los dos’ mientras ella le miraba con una mezcla de admiración y agradecimiento.
El estadio permaneció abierto toda la noche y este mismo lunes se celebrará el funeral del artista de forma privada; con los familiares y seres queridos como únicos asistentes.