¿Alguna vez te ha hecho sentir incómoda decir, hacer o incluso pensar algo respecto a tu sexualidad? ¿El «pudor» en una mujer es una limitante?
Por Franchesca Roselie – @Froselie
¿Qué es el pudor?
El pudor es el sentimiento que mueve a ocultar o evitar hablar con otras personas sobre ciertos sentimientos, pensamientos o actos que se consideran íntimos, también se conoce así a la vergüenza de exhibir el propio cuerpo desnudo o de tratar temas relacionados con el sexo.
A lo largo de las décadas hemos visto cómo en algunas culturas el tema del pudor ha sido alabado y en otras sencillamente repudiado; incluso podríamos decir que en los últimos años el recato ha sido visto como algo “pasado de moda”. Continuamente surgen muchos movimientos a favor y en contra de qué tanto debemos o no mostrar; y por consiguiente cómo esto puede afectarnos de manera positiva o negativa.
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Ahora bien, cuando nos referimos a nuestra sexualidad el pudor puede llegar a ser infinitamente sensitivo; ya que según nuestras creencias e ideologías lo podemos ver desde distintas perspectivas y sobre todo abrazarlo sin que uno afecte al otro.
Antes de profundizar en el tema y aportar algunos puntos meramente personales, me gustaría desarrollar un poco más el término “sexualidad”; el cual sin duda alguna puede ser un poco confuso según las diferentes definiciones que encontramos.
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“De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad humana se define como un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva.”
Teniendo en cuenta esto podemos decir que la sexualidad no se limita al sexo ni mucho menos; esta se manifiesta a través de múltiples dimensiones entre las que se incluyen los pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas y relaciones interpersonales.
¿Qué pasa cuando el pudor en una mujer la ata respecto a la sexualidad?
En la actualidad y diría yo muy influenciadas por las redes sociales, nuestra intimidad se puede ver vulnerada; algunas preferimos no mostrar más de la cuenta, y otras no decir u omitir opiniones que se puedan malinterpretar. Es fundamental tener cuidado con las cosas que decimos y hacemos no sólo en la vida digital, sino en general. El problema inicia cuando dejamos de ser nosotras mismas a causa de lo que los demás pueden pensar.
Es indudable que desde pequeñas tenemos un sinnúmero de restricciones que en teoría van disminuyendo con el paso de los años. Con esto me refiero a que poco a poco vamos desarrollando un criterio que aplicamos cuando somos adultas.
Tomando como ejemplo el sexo, este usualmente resulta ser un tema tabú y del que muchos tienen la creencia que no se debe hablar o discutir porque puede llegar a ser atrevido y hasta incómodo, muchas aún vivimos con un millón de preguntas y dudas respecto al sexo, no nos atrevemos a preguntar por miedo al que dirán.
Por otro lado vemos como incluso se nos juzga por la ropa que vestimos, por la música que escuchamos y los temas que hablamos. Debemos tener claro que nada de esto nos define, como personas ni mucho menos otorga más o menos valor a cada una como mujer.
Tener la capacidad de hablar de un tema que nos inquieta, expresarnos como más nos gusta respetando a los demás, denota madurez y un criterio formado. Por tanto, tu grado de pudor no tiene porque violentar el de tu compañera ni viceversa. Este constituye un elemento de la personalidad única que lo que hace es intentar proteger la intimidad.
Además es curioso resaltar que históricamente se ha manifestado además que la mujer ha mostrado más pudor en lo que respecta al cuerpo y el hombre, por el contrario, en lo que se refiere a sentimientos. Algo que, desde luego, ha estado marcado por las imposiciones de la sociedad de cada momento.
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