Sus anécdotas siempre llegaban al corazón. Desde muy niños, la tuvieron difícil, se quedaron sin su mamá y su papá a muy temprana edad. Eran 6 por todos, 1 varón y 5 niñas…
Por Martha López – @Mass.contenido
Cuando eran pequeños se quedaron viviendo con la madrina de una de ellas, la «tía crucita». Ella, con mucha responsabilidad y esmero se hizo cargo de los seis. ¡A pesar de que no tuvieron a sus papás, su madrina supo hacer muy bien su tarea! Los convirtió en personas de bien, con valores y con una FE muy arraigada en Dios y la Virgen María.
Siempre coincidían en que el temor a Dios era importante, pero que Él era misericordioso. Con cualquiera de los 6 que hablaras, siempre te contagiaban de positivismo.
Sus nombres eran muy peculiares, la mayor Ana (Any) y los que siguen: Teófila Arely (Lely) , Fulgencia Edith (Chita) , Juana Elena (Nena), Dominga Gladys y el más jovencito Juan Jerónimo.
Todas eran profesoras, una secretaria y el varón abogado. ¡Si, tuvieron sus carreras y las ejercían con todo el amor del mundo.
Siempre quise escribir sobre la base fundamental de mi familia, mis 4 tías, mi tío y mi abuelita…
Cuando era pequeña, me encantaba quedarme en la casa de mi abuela para madrugar e ir a misa de 6:30 a.m. donde todas se reunían. Ah y después de misa, teníamos que rezarles una oración a los santos que estaban en la iglesia. Pero lo que más me gustaba no era tanto la misa. Lo que me encantaba era el desayuno que comíamos después, cada una invitaba un día específico, y tenían sus lugares favoritos para comer.
El varón siempre vivió lejos de ellas, él era de la capital y le tenían un inmenso amor. ¡Se imaginan, no tuvieron a su papá con ellas y su hermano menor había tomado ese rol tan importante!
Por designios de Dios, mi tío Juan murió a los 60 años, fue un golpe duro para ellas y para toda la familia. A quién veíamos más fuerte y como el roble de la familia murió un 31 de diciembre.
Desde ese momento, nada fue igual, ellas seguían más unidas que nunca. Se decían «hermanitas», se les notaba el amor que sentían unas por otras…
Pero, el tiempo pasa y la vida sigue… las canas se hacían más pronunciadas y a los más de 15 años de haber muerto su hermano, murió la siguiente. Ese núcleo familiar tan unido se veía en desequilibrio, pero ellas siguieron más fuertes.
Como escribí al principio, siempre había querido hacerles una carta, porque la vida es corta y las cosas hay que decirlas cuando se sienten, no hay un después. Y ahora, lo hago porque hace unas horas murió Gladys.
Eran 6 y ahora solo quedan dos. La mayor, tía Any y Juana Elena, mi abuela. Los otras cuatro: Juan, Teófila, Fulgencia y Gladys ya están con Dios y se me llena el corazón de amor y admiración por poder darles las gracias por TANTO AMOR, por tantas enseñanzas, por tanta FE. ¡Dios no pudo ponernos en mejor familia!
Sé que están felices con Dios porque siempre trabajaron por ello, vivieron con la esperanza de una vida eterna llena de gozo y paz y ahora la tienen.
Y esta fue la historia de 6 hermanos que a pesar de las dificultades lucharon y fueron un ejemplo para muchísimas personas.
Si tienes a tus tíos y abuelitos aún vivos, NO te canses de abrazarlos, de llamarles, de decirles cuánto los amas. ¡Preocúpate por ellos, necesitan vernos, escucharnos!
La unión de 6 hermanos nunca morirá y hoy está más viva que nunca…