Cuántas veces durante el día te juzgas porque algo no salió como querías, porque podrías haber dicho algo distinto a lo que contestaste, porque estabas apurada y no pudiste hacer la lonchera de tus hijos con figuritas y animalitos , porque no pudiste levantarte temprano y hacer ejercicios…y sigue la lista.
Por Karen García – @karen_garcia_saucedo
Cuantas veces al día te juzgas y te reclamas porque no tienes la perfecta, ideal y balanceada vida que ves en las redes o porque aún no logras tu metas. Con esos reclamos viene la culpa, la frustración y hasta el enojo, todo dirigido hacia ti.
Que carga tan pesada y que mal te tratas cuando buscas la perfección. Sin darte cuenta, eres tu crítica #1 y descuidas la relación más importante que tienes… la relación contigo misma.
Cuando estás en modalidad de autoexigencia recuerda que:
No hay un libro que certifique la perfección: en serio, no existe. La perfección es algo subjetivo. Lo que es para ti algo perfecto no lo es para otras personas. Nadie tiene la verdad absoluta, ni el libro que certifique el ideal de cómo deben comportarse tus hijos, ni cómo debes administrar tu hogar, ni cuánto tiempo debes dedicar al trabajo. Esos estándares tan altos te los pones tú y con ellos te juzgas y te culpas constantemente.
La relación más importante que tienes es contigo misma: y a veces no es la más saludable. Muchas veces eres más compasiva con tus amigos y familia que contigo misma. Sé tu mejor amiga. Cuando sientas culpa, cuando te juzgues usa las palabras que usarías con tu mejor amiga.
La perfección es la búsqueda de control: y sabemos que la búsqueda de control desmesurado no trae nada bueno. Suelta, fluye y libérate de esos estándares autoimpuestos.
No te compares con otros, compárate contigo misma: lo que ves en las redes es solo una fotografía, detrás no sabes que hay. Mejor, compárate con tu versión de hace un año atrás, con tu versión de ayer y reconoce los pasos que has dado.
Cuida en lo que pones tu energía: la búsqueda de lo perfecto, de lo ideal, estarás pendiente de los errores y de lo que no tienes, pero tienes mucho que reconocerte a ti misma por lo que si has logrado. Aquello en lo que pones tu energía crece, entonces mejor pon tu atención en lo que agradeces y sí haces, en lo que sí logras.
Date permiso de ser perfectamente imperfecta porque tienes virtudes hermosas, porque tienes logros que otros admiran aunque no te lo digan, porque todo lo que eres te trajo hasta donde estás.