La imagen de Pablo Lyle sin cabello y demacrado sorprendió a sus seguidores luego del juicio que tuvo en Estados Unidos, en el que fue condenado a cinco años de cárcel por homicidio involuntario a causa de la muerte de un hombre con el que peleó en una calle de Miami.
Fue a finales de febrero, cuando se viralizó la imagen del actor de «Mi adorable maldición» sin cabello, luego de que en el juicio se le observara con poco cabello y muy demacrado. Se especuló entonces que Pablo se estaba quedando calvo debido al difícil proceso por el que había pasado, en prisión y alejado de su esposa e hijos.
Los medios de Miami publicaron entonces la foto que le hicieron a Lyle a su llegada al South Florida Reception Center en la que se le observó con la cabeza rapada y vistiendo un uniforme de color gris.
Casi dos meses después de esa comentada foto del actor, su esposa Ana Araujo habló del motivo del por qué el actor no trae pelo, y aunque la situación que vive en prisión lo tiene triste, no es este el motivo, sino una apuesta que hizo con su hijo.
«Han mantenido una buena comunicación hasta el momento. Durante el mundial, por ejemplo, Pablo y Mauro apostaron a la distancia y por videollamada. Recientemente se dieron a conocer unas fotos en las que se le ve pelón a Pablo; sin embargo, nadie sabe que fue porque perdió la apuesta contra Mauro», contó Araujo.
Aunque para Mauro y Aranza, hijos del actor, la ausencia de su padre no ha sido nada fácil, tras conocer el veredicto, su respuesta fue distinta a lo que su madre pensó, pues Mauro pensó en que tal vez el próximo mundial tal vez ya lo pueda disfrutar junto a su padre.
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«Cuando les dimos la noticia del veredicto de la sentencia, me sorprendió su respuesta, pues contrario quizá a lo que yo esperaba, Mauro, mi hijo menor, reaccionó diciéndole a Pablo: ‘Papi, a lo mejor para el próximo mundial ya estamos haciendo el álbum juntos’ o ‘Papi, si vuelves en 2027, a lo mejor podrías llegar antes de mi cumpleaños número 12’», compartió en entrevista con la revista «Caras».
La comunicación entre Pablo Lyle y sus hijos es más limitada que antes, cuando había llamadas diarias y dos videollamadas a la semana, sin embargo, ahora ya tienen certeza de cuándo podrán ver de nuevo al actor fuera de prisión.
El momento que cambió la vida de Pablo Lyle
El actor fue sentenciado a cinco años de prisión y ocho de libertad condicional por la muerte en 2019 del cubano Juan Ricardo Hernández, al que propinó un puñetazo tras una discusión ocurrida en una intersección en esta ciudad del sur de Florida.
Luego de que en octubre pasado un jurado lo hallara culpable de homicidio involuntario la Fiscalía solicitaba la pena máxima en este caso, que eran 15 años de cárcel, mientras que la defensa pedía año y medio de prisión en vista de que Lyle no tenía antecedentes criminales y de que Hernández había sido el que inició la discusión.
La agresión se produjo en un semáforo en rojo y durante una riña por una infracción de tráfico durante la cual el actor de la telenovela «Mi adorable maldición» salió del automóvil y golpeó a Hernández mientras éste volvía a su auto tras haber gritado a los ocupantes.
Las imágenes recogidas por las cámaras de seguridad de una gasolinera cercana muestran a Lyle correr hacia el hombre, quien, al ver al mexicano acercarse, intenta protegerse sin éxito y tras recibir un puñetazo se desploma al instante. Cuatro días después, falleció en un hospital de Miami.
«Esto es un triste ejemplo de algo que fue muy lejos. Creo que si Lyle tuviera una segunda oportunidad no tomaría esas acciones por las que ahora debe asumir la responsabilidad», dijo durante la audiencia de sentencia la jueza de circuito Marisa Tinkler Méndez, quien afirmó que el señor Hernández «no mereció morir por lo que ocurrió ese día».
«Es la disculpa más sincera que he ofrecido en mi vida, de todo corazón lo siento mucho», dijo el actor, visiblemente emocionado, a los familiares de la víctima presentes en la sala momentos antes de que se diera a conocer la sentencia, en la que fue la primera vez que se manifestó desde que ocurrió el hecho.