A lo largo de nuestra vida se dan diferentes cierres de ciclo. El más contundente es la muerte. Acostumbramos hacer ceremonias y el respectivo luto. Sin embargo, qué pasa con los duelos que no se perciben como tal. Quiero mencionarte algunos de ellos para que puedas honrarlos con la atención que merecen. Y para que también podamos vivir los duelos de una manera más compasiva y natural.
Por Laura Bolivar – @Bienestar_aotronivel
Un duelo es una pérdida significativa en la cual un vínculo importante se rompe. Viene un periodo de gran intensidad emocional al que llamamos duelo. Las pérdidas o separaciones no solamente nos recuerdan que todo vínculo es temporal sino que nos preparan para el adiós definitivo.
El nacimiento es nuestra primera dolorosa separación. Es un gran acontecimiento que no dejamos de celebrar. De ahí en adelante transcurre una constante de uniones y separaciones. Aquí te menciono algunas de ellas.
La adolescencia. Dejas tu infancia, la dependencia y tu cuerpo de niño. Pasas a comparar lo que te enseño tu tribu a lo que te muestra el mundo. Pueden considerarse también la menopausia y la vejez, que son igualmente pérdidas ligadas con el desarrollo.
La maternidad o paternidad. Cuando te conviertes en madre o padre, ya no serás más una persona sin hijos y una parte de ti estará dedicada a ellos para siempre.
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El matrimonio. Casarse trae mucha ilusión, solemos hacer despedidas de soltero o soltera. Vanas por lo general. Pero pasar de ser soltero a casado, implica una dinámica de vida muy distinta.
Rupturas de pareja o amistad. Como el divorcio, que se ve más como un fracaso sin embargo es una de las pérdidas que más se asemejan a la muerte. La pareja muere y eso representa un impacto demasiado fuerte en todas las dimensiones de la persona.
Emigrar. Definitivamente cambiar de país significa pasar por un gran proceso de adaptación. Dejas todo lo conocido para construir un nuevo estilo de vida.
Ser despedido de un empleo. O cualquier otra situación que implique una pérdida material o económica.
Cada pérdida acarrea un duelo. Cuando esos lazos afectivos se rompen o transforman, siento que despedirse conscientemente de esa persona que ya no serás más es importante, sobretodo en las situaciones qye requieren mayor inversión afectiva.
No necesariamente tiene que ser un super ritual o algo especialmente trascendental. Quizás con un ejercicio de silla vacía o escribiéndote un carta de despedida, te vas a preparar para las etapas posteriores. Expresar lo que agradeces y lo que te llevas de esa experiencia juntos resultará muy favorable.
La elaboración de las pérdidas es probablemente uno de los aprendizajes centrales en la existencia humana. Como dice Sogyal Rimpoché. El libro tibetano de la vida y de la muerte. Aprender a vivir es aprender a desprenderse.
Gracias siempre por leerme. Compartir mis aprendizajes que surgieron a partir del duelo, es valioso, importante y comprenden una parte muy importante para elaborarlos. Con amor, Lau.
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