Los estudios sugieren que hay una relación dosis respuesta, entre este cáncer y dar pecho, particularmente en esas madres que amamantan por tiempo prolongado.
Por Rosangel Medina, Educadora de Lactancia
Para aquellas mujeres con riesgo de cáncer de mama, se ha comprobado que dar pecho de manera prolongada reducirá este hecho antes de la menopausia por cada 12 meses de lactancia.
Basándonos en la evidencia Científica
De acuerdo a un metaanálisis realizado («Collaborative Group on hormonal Factor in breast Cáncer» https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12133652), Si una mujer en un país desarrollado tiene en promedio 2.5 hijos, pero dio de mamar a cada uno durante 6 meses alrededor del 4.3% de cáncer de seno podrá ser prevenido cada año, y un 7.0% del cáncer de mama podrá mitigarse si se amamanta a cada niño por 12 meses adicionales.
Se estima que la incidencia acumulada de cáncer de mama en los países desarrollados se reduciría en más de la mitad, de 6.3 a 2.7 por cada 100 mujeres a los 70 años. Si las mujeres tuvieran el promedio de nacimientos y la duración de la lactancia materna que había prevalecido en países en desarrollo hasta hace poco. La lactancia materna podría representar casi dos tercios de esta reducción estimada en la incidencia de cáncer de mama.
Hormonalmente hablando podemos otorgar este efecto protector al amamantar a :
- La reducción del número de ovulaciones proporcionales al tiempo y la intensidad con la que se amamanta.
- Esto repercute en la cantidad baja de niveles de estrógenos en la mujer que amamanta (estos niveles permanecen más bajos que si la mujer menstruara).
Adicional a lo anteriormente dicho, dar pecho puede reducir la concentración de endógenos y exógenos cancerígeno presentes en el ducto celular lobular epitelial.
Mientras las mujeres más amamanten, aumenta la protección contra el cáncer de mama.
La falta o corta duración de la lactancia materna típica de las mujeres en los países desarrollados contribuye de manera importante a la alta incidencia de cáncer de mama en estos países.
Y como ya he escrito en ocasiones anteriores, posiblemente, el mayor inconveniente de la lactancia prolongada (mas allá de los 2 años) en estos momentos se relacione con la pérdida de la cultura del amamantamiento. Esta puede ejercer presión psicológica o cierto aislamiento de aquellas madres que siguen amamantando a sus hijos más allá de las pautas consideradas actualmente como normales.
Amamantar nos protege, Amamanta.
¿tú que esperas?