Una de los sentimientos menos practicados por la humanidad es la empatía; parece que más pesa el egoísmo y el “YO”. Que ponerse por unos minutos en los zapatos de otros, y más cuando lo que está viviendo esa persona no es agradable.
Para mi el impacto que tiene en el mundo, esa mala práctica es brutal. Solo con esa falta se van al traste montones de buenas cosas que nos beneficiarían a todos.
Por Oris Palacios – @cuarentidiva
Lo dicho anteriormente es necesario como preámbulo a un tema que es secreto a voces y nadie quiere mencionar. No solo por lo triste y la vergüenza que da, sino porque al final no hay chapulin colorado que les salve, y entonces las víctimas dicen: ¿para qué?
Hay que seguir alzando la voz, sin cansarnos, en contra de la violencia intrafamiliar, principalmente la violencia contra la mujer. Por eso, se ha creado el Día Internacional del no Maltrato a la Mujer (que son quienes más lo padecen), pero en realidad en ese paquete de maltrato también entran niños, ancianos y hasta mascotas (que forman parte de la familia).
Pocos se sientan a pensar cuál es el genesis de cómo y por qué una mujer llega hasta el punto de ser maltratada y no puede sacudirse de ese agresor.
Yo sí lo he hecho, sin ser profesional en el tema de salud mental, y solo usando mi sentido común concluyo en varias teorías.
A veces pasa a ser «NORMAL»
Primeramente la familia, la crianza y hasta la herencia emocional traspasada de generación en generación, es algo así como cuando padres, abuelos y bisabuelos han sido artístas, cantantes etc., es lo que aprenden los niños casi sin querer, exactamente ocurre cuando hay maltratos y gritos desde antes de nacer, es una conducta que tristemente se “normaliza”.
Dicen los expertos que los primeros 5 a 10 años de la vida de un niño son básicos para crear buenos hábitos pero también para fortalecer su autoestima y su fortaleza emocional, que usualmente no es fácil. Todo lo que salga de la boca de madre o padre hacia sus hijos va formando tanto lo positivo como lo negativo, sumado a las acciones y hábitos que tenemos la obligación de inculcar..
Aquí es cuando yo, como madre tengo que decir con toda franqueza que no es fácil, porque precisamente a esas edades es cuando los chiquillos se convierten en malcriados, consentidos, caprichosos y hasta mini tiranos manipuladores si no se les pone un límite. Recordando que todo en la vida es equilibrio, es muy cierto que bastantes muchachitos requieren en ocasiones de un par de nalgadas para que entiendan que el mundo no tiene que girar alrededor de ellos. ¡Ojo! Una cosa es dar un par de nalgadas y otra muy distinta es pegar indiscriminadamente hasta masacrar su voluntad (esto es más común de lo que se piensa).
En esa línea van creciendo niñas que sienten que para ser aceptadas y amadas deben ser sumisas y tolerar todo en nombre de lo que ellas creen que es amor, También porque la imagen de “buena esposa” que tienen de sus madres que con vistas a la sociedad tienen el matrimonio perfecto pero internamente los maridos le dan vida de esclavas y ellas soportan con la excusa de: “ellos son hombres hay que atenderlos hasta que duela, casi todos son infieles y eso es normal, y que al menos mientras paguen las cuentas, es y será el jefe de familia”.
Se va creando un patrón, chicas que por ejemplo llegan a un lugar donde hay 100 hombres, de esos 99 están sentados tranquilos conversando y hay uno que grita, quiere llamar la atención a toda costa, es vulgar, grosero, abusador, extrañamente ese es el que a ellas les gusta, se enamoran sin precedentes de ese individuo. (Necesidad extraña que ellas también tienen de ser el centro de atracción).
Otra figurita de ese album, son los enamoradores, los hombres con una labia asombrosa, feos por dentro y por fuera, flojos, ninis, pero como tienen piquito de oro y les endulzan las orejas, con eso basta para que caigan como moscas a la miel. (Necesidad extraña de ellas de escuchar que las aman, solo con escuchar se hacen su película).
Y finalmente tenemos el personaje más común de todos, aquel que se vende como el buen hombre, fino, educado, amoroso, pendiente. Le crea la fantasía perfecta de que viene de buena familia, ha estudiado, tiene el trabajo soñado y quiere sentar cabeza y hacer familia (el paquete completo) pero una vez que se enseria y la conquista, le sale toda la maldad y un poquito más, exprime a esa mujer de todas las formas posibles.
Y eso que no menciono aquellos que las madres o familia se meten en la relación, ese es un aderezo que da para otro artículo.
Toooodos esos panoramas aunque las mujeres afectadas digan misa, son prevenibles porque completamente en todos los casos los hombres van dando luces de como son, van soltando por ratitos señales, alertas, que sencillamente ellas deciden obviar e ignorar.
Siempre digo que si queremos saber como es realmente una persona, prestemos mucha atención cuando se enoja, cuando tiene un gran disgusto, como se expresa tanto de palabra como de acción; otra manera es por como trata a los animales (parece una tontería pero no), son dos métodos infalibles, para descubrir el verdadero YO, de alguien.
Una mujer a quien no se le reforzó de niña que era querida, especial, importante, que no necesita ser validada por nadie para reconocerse bella, inteligente, capaz y querida; y en su lugar lo que aprendió es que es “normal” que la insulten, la minimisen, el hombre tiene la última palabra y que mientras él pague hay que soportarle todo porque es el macho de la casa a quien hay que atender, ya tiene la mitad de sus posibilidades mermadas.
Si desde que son novias, el hombre las cela en extremo (porque son inseguros), les prohibe cosas, le maneja sus movimientos y hasta su dinero debería entender que esa persona NO es el hombre con quien debe casarse. Y por supuesto si en esa etapa llega ser insultada y peor aún agredida fisicamente, debe saber que es la mayor de las alarmas, eso no es un caso aislado, así será su relación por siempre. Mucho antes de llegar a ese momento debió dejarlo.
Desde novios, el maltratador empieza a trabajarle la psiquis y la domina a través del pánico, ella literalmente se convierte en un ser incapaz de salir del círculo de la violencia por si sola; lo lamentable es que cuando alguien decide ayudarla para liberarla, el agresor se niega dejarla ir, nuevamente contraataca la endulza, la manipula, y ella se le olvida de todo lo mal vivido.
De ahí nace la frase: “En pelea de marido y mujer nadie se debe meter”, creada por la frustración de aquellos que quisieron ayudar a miles de mujeres que inclusive luego de pedir ayuda, ellas mismas se anularon y regresaron a su circulo de violencia. Y lo peor es que quien ayudó queda catalogado como metiche y enemigo de la pareja.
Las mujeres usualmente abren los ojos y ven todo con claridad cuando llevan mucho tiempo alejadas de su agresor y reciben ayuda profesional, al final todo es como una adicción, la frase que más repiten es: “cómo no me di cuenta antes? Cómo soporté y permití tanto?”
Realmente lamentable es que esos hombres maltratadores usualmente fueron niños maltratados y criados precisamente por mujeres que:
O estaban siendo maltratadas y eran conformes con eso;
O ellas se habían convertido en maltratadoras;
Por eso al principio hablaba de violencia intrafamiliar, el núcleo de todo es la familia, los niños llegan a este mundo en cero kilómetros, el resto es trabajo de quienes los reciban.
Concluyo diciendo que somos las mujeres, dadoras de vida y quienes usualmente criamos,las que tenemos el control; las que podemos erradicar del todo el maltrato a futuras generaciones. Es solo cuestión de voluntad y entender que el maltrato es inaceptable en cualquier relación interpersonal.
Mujeres apoyando Mujeres!!