Las Navidades de este 2021 se presentaban como las Navidades del reencuentro. Después de extremar las precauciones en las del año pasado, evitando, en muchos casos, encuentros con familiares; se vislumbraba una situación casi como las de antaño gracias a las vacunas. Pero no, no ha sido así. Pocos días antes de que comenzara diciembre, aparecía una nueva variante del Sars-Cov-2 y arramplaba con todo. Enseguida saltaron las alarmas y la OMS advirtió de que sus numerosas mutaciones era un potencial peligro, al tiempo que veíamos cómo los contagios iban creciendo a un ritmo vertiginoso; nunca antes visto desde el inicio de la pandemia. Y en medio de toda esta vorágine hay voces que aseguran que ómicron es precisamente la mutación que necesitábamos. ¿Por qué?
Desde el principio, las autoridades sanitarias de Sudáfrica -país en el se detectó ómicron- apuntaban a que las personas contagiadas con esta variante tenían sintomatología más leve. Aunque eso siempre es un dato positivo, la extrema transmisibilidad puede hacer que los sistemas sanitarios se colapsen y; aunque el porcentaje de hospitalizados y fallecidos sea significativamente menor, el número total puede acabar siendo mucho mayor que en olas superiores. ¿Dónde está entonces el dato esperanzador que tanto esperábamos? El médico internista Miguel Marcos (que ya explicó con gran claridad a qué nos enfrentábamos con el coronavirus antes de que se decretase el confinamiento en marzo de 2020) lo detalla de manera muy clara:
Ómicron parece ser la clave que convertirá la pandemia en endemia. ¿Y esto qué significa? “Pandemia es la situación actual, con una infección descontrolada en todo el mundo”; mientras que “endemia es un número de casos más o menos estable cada año o en un período de tiempo”, señala en un hilo de Twitter que se ha hecho viral. La cuestión es que parece poco probable que el coronavirus se vaya a erradicar, pero sí que empiece a comportarse como otros virus que nos acompañan desde hace muchos años, pero que no paralizan la vida; como la gripe o el sarampión.
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“La repercusión en cuanto a número de casos y casos graves dependerá de muchos factores”, explica. Entre esos factores, “la inmunidad que tengamos, natural y adquirida, y cómo se mantenga en el tiempo (no sabemos cómo tendremos la inmunidad en un año al SARS-CoV-2), la capacidad del virus de mutar y que aparezcan variantes y la situación de cada persona (inmunodeprimidos)”.
Aunque el doctor se muestra optimista y recalca que, gracias a las vacunas y a la ciencia, estamos mejor que el año pasado, sigue insistiendo en que hay muchas cuestiones que todavía no tienen respuesta. “Lo que sí es importante es indicar que aunque haya picos y subidas como ahora, cada vez estaremos mejor. La inmunidad irá mejorando con las diferentes olas, por duro que suene es así, y también tendremos mejores tratamientos”.
En cualquier caso, recalca que ese paso de pandemia a endemia aún no se ha producido y que, “aunque tu riesgo sea bajo, el riesgo global es muy alto”, por lo que subraya la necesidad de seguir teniendo precaución. También que “seguiremos mejorando, que nadie tenga duda de ello. La gripe de 1918 acabó, aunque sigamos con gripe, y también acabará esta pandemia”. Esperemos que podamos dar esa ansiada noticia en 2022 (y no muy avanzado a poder ser). El mejor deseo para el nuevo año no cabe duda que es que todos podamos recuperar la normalidad a la que estábamos acostumbrados.