El almuerzo que el papa Francisco va a tener este sábado en el Seminario Mayor San José, en Ciudad de Panamá, ya fue preparado y servido, a manera de simulacro, el martes pasado en el restaurante Cuquita Cookita, de la chef panameña Cuquita Arias de Calvo.
Cuquita tiene como costumbre hacer esto cada vez que atiende a un personaje importante: preparar la cena de manera exacta, tomarle fotos y luego, el día del evento, llevar esas fotos impresas en gran tamaño para que, al momento de servir, todo quede perfecto e idéntico a la primera vez.
Cuquita tiene un protocolo especial para evitar que, con la cena servida en la mesa, algún personaje –ella es experta en personajes famosos, el príncipe Alberto de Mónaco, por ejemplo, ha sido uno de sus comensales– diga “disculpa, pero no puedo comer esto”, señaló a un medio informativo.
Por ejemplo, ya tuvo una comunicación oficial con el Vaticano para saber las restricciones y preferencias alimenticias del papa Francisco y, para su felicidad y comodidad, le dijeron que no tiene ningún problema y puede –y le gusta– comer de todo.
Sin embargo, existe un problema logístico: por cuenta de la apretada agenda, el almuerzo solo tendrá una duración de cuarenta minutos, así que le dijeron que no podrá tomar té o café. Sin embargo, Cuquita encontró una solución: “Ponerle el café en el postre”.
Empecemos, entonces, por el postre: un bizcocho mojado en melcocha de café, de la variedad Geisha, con crema helada, salsa de café, cubierto en merengue tostado y algodón de azúcar.
De plato fuerte, el papa Francisco comerá corvina fresca del mercado, pescada la misma mañana del sábado por una de las pocas mujeres pescadoras que hay Panamá; estará acompañada de arroz con coco y plátanos maduros con miel y canela.
De entrada, Cuquita servirá una de las ensaladas típicas de Panamá, conocida como ensalada de feria, con papa rojita, servida dentro de un aguacate, sobre gazpacho de remolacha. “Es muy colorida, quiero mostrarle todos los colores que tenemos en Panamá”, dice Cuquita, que insiste, una y otra vez, en decir que quiere servirle una cena al papa Francisco como la que come cualquier día cualquier familia panameña.
De hecho, estará servida en una vajilla de barro pintada a mano hecha por artesanos en la provincia de Coclé, en el interior del país. Además, al momento de entrar, el papa encontrará, en canastas tejidas por artesanas, empanadas, carimañolas, patacones y cuadritos de concolón.
“Los cubiertos serán dorados y las flores serán del jardín de mi casa, para que el papa sienta el calor de una familia panameña”, concluye Cuquita.