Como toda madre ir a la cita con el pediatra y saber que le van a colocar las vacunas da cierta aprehensión. Sabemos que es llanto seguro, que le va a doler ese pinchazo a nuestros tesoros.
Por Sonia Trujillo, pediatra y del blog Al Día con mi Pediatra
Pero como padres responsables, tenemos que saber que las vacunas PROTEGEN a los niños de enfermedades peligrosas. Estas enfermedades pueden tener complicaciones graves o secuelas si no se colocan las respectivas vacunas y como consecuencia, provocar incluso la muerte.
Ojo con estas enfermedades:
Un ejemplo es la poliomielitis, una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas si no se colocan las debidas vacunas. El virus se transmite de persona a persona, principalmente por vía fecal-oral. O con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los alimentos contaminados y se multiplica en el intestino. Los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, dolor de cabeza, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. Una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas) y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios. Todas estas agonías son evitables si tu hijo recibe las vacunas necesarias desde el inicio.
Las vacunas deben empezar al momento del nacimiento y en su mayor parte se administran dentro de los dos primeros años de vida. Al vacunar a su hijo a tiempo (antes de los dos años), usted lo protege de infecciones e impide que contagie a otros.
Los niños menores de cinco años son muy susceptibles a contraer enfermedades. Sus sistemas inmunológicos (sistema que los defiende contra gérmenes patógenos) no se han desarrollado lo suficiente por lo que debemos estar al día con sus vacunas, que son las que los ayudan a DESARROLLAR esas defensas.
Recomendaciones para que el momento no sea tan doloroso
Las vacunas son medicamentos muy seguros, pues son sometidas a estudios estrictos antes de poder administrarse a la población y siguen siendo vigiladas incluso una vez comercializadas.
La persona que cuida del niño debe estar siempre presente durante y después de la inyección. Durante la vacunación se aconseja dar pecho para consolar al bebé o distraerlo con su juguete favorito.
Al momento de que se colocan las vacunas es importante que los lactantes y los niños no se muevan. Por lo que deben estar en el regazo y abrazados por el adulto exponiendo el muslo o deltoides.
Posterior a la vacunación puede presentarse dolor, enrojecimiento, induración y edema en el área que se colocó o colocaron las vacunas además de que puede presentarse fiebre que cederá en pocos días.
Los padres debemos evitar decir “si te portas mal te van a vacunar” ya que con eso predisponemos a nuestros hijos a que el acto de vacunación sea un evento doloroso y un método de castigo.
Algo muy importante es tener la tarjeta de vacunación en un lugar seguro donde no se pueda dañar ni perder. Cuando salimos con nuestros bebés es recomendable llevar siempre una copia de la tarjeta de vacunación ya que no sabemos si podemos necesitarla y así si nuestro bebé amerita atención en un cuarto de emergencias el médico puede ver el esquema de vacunación lo que los orienta en la enfermedad que puede tener tu bebé.
Que mejor manera de demostrar amor que preocupándonos por la salud de nuestros hijos y estando al día con mi pediatra.
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