El Mundial de fútbol 2018 ha iniciado y multitudes de extranjeros han llegando a Rusia para ver las selecciones de sus países. Todos viajan con la ilusión de ver su deporte favorito, pero en el proceso es posible que se llevarán un gran shock cultural: no solo los rusos no sonríen, sino que esgrimir una sonrisa en público puede meterte en problemas.
A muchos extranjeros, sobre todo los que viajan desde países americanos, la seriedad rusa les da la sensación de frialdad y antipatía, pero los rusos no son así, sonreír a los extraños simplemente no es parte de su cultura. De hecho, para lograr que los turistas se sintieran bienvenidos, los trabajadores rusos tuvieron que ser entrenados para sonreír. ¿Por qué son así? Además del frío y la nieve, los rusos no sonríen porque en su cultura no es un signo de gentileza, sino de estupidez.
En Rusia hay un refrán que dice: «sonreír sin razón es señal de estupidez». No es solo un dicho, es lo que creen. Según una entrevista del programa de radio Invisibilia con Yuri Chekalin, un ex trabajador del primer McDonald’s del país, una sonrisa sin razón es un rasgo del carácter negativo.
«En Rusia no sonreímos a los extraños», explicó, «cuando ves a tu familia o a tus amigos, ahí es cuando sonríes. No lo haces con nadie más además de ellos». La sonrisa es parte de la intimidad y solo se hace con las personas que más quieres, pero los que la muestran a extraños son sospechosos.
¿Por qué? Básicamente porque las sonrisas son señales de confianza y certidumbre, y en países como Rusia (que han sufrido hambrunas, dictaduras brutales y necesidades de todo tipo) eso puede parecer extraño. ¿Por qué sonreír cuando todo va mal y no hay seguridades de ningún tipo?
La capacidad de una sociedad de lidiar con la inseguridad sobre el futuro se llama «evitación de la incertidumbre», un país que está abajo en esta escala tiende a tener problemas de corrupción o de otra índole y ven el futuro como algo impredecible, por eso una persona sonriente parece tener intenciones ocultas. Kuba Krys, psicólogo de la Academia Polaca de la Ciencia, reveló que las personas que viven en países así tienden a ver a las caras sonrientes como más tontas que las serias.
Hay una relación muy fuerte entre qué tan impredecible es una sociedad y la probabilidad de que consideren a la sonrisa como algo poco inteligente.
La razón es un poco triste, pero también nos puede ayudar a entender mucho mejor a esta sociedad. Algo tan sencillo como una sonrisa puede demostrar la brecha que hay entre una cultura y otra. Tenemos dos opciones frente a este problema: caemos en estereotipos o intentamos comprenderlos.
Retomado de VIX