¿Cuántas veces nos quejamos de que estamos abrumadas, que no tenemos tiempo y añoramos un ratito de silencio y paz? PERO… cuando lo tenemos no sabemos que hacer o no somos capaces de desconectarnos.
Por Sonima Ferrufino – @sonimaferrufino
Vamos conversar un poquito sobre el arte de no hacer nada. Digo arte porque he conocido personas que no son capaces de estar en silencio por más de 5 minutos (solo dormidas) y si logran el silencio, no lo disfrutan e incrementan la angustia, peor que cuando “rogaban” por ese momento de paz y tranquilidad.
El no hacer nada para mi, es un regalo que todos debemos de hacernos cada cierto tiempo, te cuento que sería mucho mejor si lo hacemos en luna nueva, ya que la energía de esta luna nos asiste en esa introspección, quietud, silencio y descanso que representa su energía.
El no hacer nada es cerrar tus ventanas (de tus emociones, pensamientos y sentidos) a lo externo. Es sosegar-te para encontrar-te. Más bien antes de regalarte ese rato o espacio de paz, pregúntate ¿Qué es para ti no hacer nada para que te genere paz?
Para mi es hacer nada o como decimos en el camino ancestral: ayunar de hacer, significa estar conmigo y solamente conmigo. Respirar, escucharme, sentirme, habitar mi cuerpo, estar en consciencia plena, poco a poco disfrutar del silencio e ir apagando tantos y tantos estímulos externos que nos distraen y alejan de nuestro centro.
Este espacio de no hacer nada, ciertamente se puede disfrutar agregando luego algunos elementos, pero que estos no sean la prioridad del momento o que si ellos no sepas como entrar en esa paz de no hacer nada. Algunos de estos componentes o complementos pueden ser una buena música, un libro, pintar mandala, escribir, tomar un rico té, etc. Sin embargo te repito son complementos de un espacio de paz y armonía tuyo luego y solo luego de que eres capaz de disfrutar-te de no hacer nada y habitar tu cuerpo.
Te confieso que hace años en mi camino ancestral hice una búsqueda de visión, fueron 4 días completos donde me sembré en la montaña en ayuda de alimento, de palabra y del no hacer. Ahí me quedé desde un lunes en la mañana hasta un viernes. No fue fácil porque se trataba de muchos días y sin comer, sin salir de ese espacio en la naturaleza ni noche ni día. Mi mente y la razón (la loca de la casa) me decía que no iba a poder, pero fue esa experiencia tan especial y linda para mi, sobre todo porque aprendí a disfrutar de no hacer nada, de hacerme una con el entorno y solo ser.
Te pregunto yo ahora: ¿hace cuánto que no haces nada?
Algunos tips que te puedo recomendar:
- Fija la fecha, hora y lugar para tu no hacer nada y no lo negocies
- Conviértelo en un hábito ocasional, necesitamos los ayunos del espíritu
- Trabaja en ese rato en tu respiración, en masajear tu cuerpo, meditar
- Observa tu silencio, que sientes. Créeme que tu mente (la loca de la casa) querrá hacer su entrada triunfal de Diva y no te dejará en paz.
La idea no es silenciar la mente, es disfrutar, contemplar, hacerte presente para ti desde el no hacer, sin agenda, sin horario, sin cosas o temas o respuestas que dar. En este espacio lo importante es que todo lo que hagas debe estar bien para ti y debes disfrutarlo.
Espero tu libre albedrío te regale espacios de no hacer nada para que habites tu cuerpo y escuches todo lo que tu alma tiene para contarte y recordarte.
Con amor, Sonima, si quieres saber más sobre el no hacer nada visita www.sonimaferrufino.com o sígueme en mis redes sociales aquí.