Mi relación acabó hace ya unos meses pero no logro pasar página. Tú siempre hablas del ‘contacto cero’. ¿Cuándo hay que hacerlo? ¿Cómo? ¿Es realmente tan efectivo?
Muchas gracias porque esta es una duda muy común. A menudo se habla del contacto cero y hay situaciones en las que parece más evidente que en otras que se debe aplicar pero, aun así, se trata de una decisión que en la inmensa mayoría de casos aporta incontables beneficios y mejoras, lejos de lo que a veces podamos imaginar.
Hablar de ‘contacto cero’ es hablar de cero información. Y estarás de acuerdo en que información es aquello que recibimos y percibimos a través de todos nuestros sentidos. Por lo tanto, cero información equivale a:
No ver
Es muy importante dejar de ver a la persona en cuestión, dejar de quedar con ella, dejar de ir a esos sitios en los que sabemos que podemos encontrarla o, aunque esto no sea posible, que sean sitios que nos recuerdan momentos vividos juntos en el pasado. El recuerdo de una imagen o una imagen real en el momento presente, a efectos prácticos, producen exactamente lo mismo en nuestro cerebro. Ambos serían lo opuesto al contacto cero. Ambos se considerarían ‘ver’. Por lo tanto, hay que evitarlo. También entrarían aquí las acciones de ‘ver’ sus redes sociales, su estado de WhatsApp, sus menciones, sus fotos, vuestras fotos juntos y un largo etcétera que ya puedes imaginar.
No escuchar
Este también es sencillo. Primero no escuchar a tu ex pareja en el caso de que siga escribiendo, llamando o entrando en contacto cuando la relación está claro que se acabó. Si hace falta, tienes que bloquear, entendiendo que es algo que haces para ti, para ganar tranquilidad, silencio y tiempo para poder aceptar esa situación y adaptarte a ella hasta que estés bien de nuevo.
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También se trata de evitar o impedir que nadie te cuente nada de esa persona. Que no te expliquen con quién está, cómo está ni qué está haciendo. Está claro que la curiosidad a veces puede ser muy atractiva y seductora, pero debemos hablar con esas fuentes de información que en fondo nos encantan y ser muy claros. Decirles que no queremos que nos cuenten nada más bajo ningún concepto.
Ah y por cierto, si lo haces y no entiendes por qué pero te das cuenta de que no te hacen caso y te siguen pasando información… no te engañes. Eso es que no has sido totalmente tajante con ellos.
No hablar
Cuando acaba una relación y te cuesta aceptarlo, tienes la necesidad de darle vueltas. De preguntarte por qué, de desahogarte con esa amiga y compartiendo todo lo mal que te lo ha hecho pasar tu ex pareja. Se que por un lado parece que eso te va bien pero te aseguro al mil por cien, que no es así. Lejos de ayudarte, eso lo único que hace es que sigas alimentando tu obsesión con esa historia en vez de acercarte más a la indiferencia, que es donde debes llegar.
He comprobado que todas las personas que vienen a la consulta porque ya hace tiempo que acabaron una relación y no saben por qué pero no logran pasar página, cometen el mismo error: no han hecho contacto cero. De un modo u otro, siguen teniendo contacto.
Puede que sea directo, es decir, ven a su ex pareja, siguen hablando de vez en cuando o a veces incluso quedando para tener sexo… o puede ser contacto indirecto: han creado un perfil falso para seguir viendo sus redes sociales, hablan a diario de él/ella con los amigos, se enteran de cosas, etc.
Aunque uno diga «No, no, si ya hace once meses que lo dejamos» eso no significa nada. La recuperación de una ruptura empieza el mismo día que empezamos a hacer contacto cero. Llegar al final del duelo, significa que ya aceptas esa situación y estás cómodo otra vez. Y no podrás llegar a este punto de aceptación si sigues atascado/a en la rabia, la negación o el victimismo.
No saber nada es lo que nos ayuda a que, poco a poco, dejemos entrar información nueva, personas nuevas, paisajes nuevos, ilusiones nuevas y nuevos proyectos. Y así, al mirar hacia adelante, vamos recuperando otra vez el contacto con nosotros mismos, volvemos a sentirnos vivos, a sonreír, a disfrutar y a soñar.
Hacer contacto cero es aceptar lo que hay y permitir que la vida te acompañe hacia el siguiente capítulo que está escrito para ti.