Sin lugar a dudas con el paso de los años algunos estereotipos se han derrumbado en cuanto al aspecto físico; específicamente en qué debe tener una persona para desarrollarse en determinada área laboral. A pesar de esto, los tatuajes siguen siendo vistos como algo “poco profesional” e incluso en muchas ocasiones, es un determinante a la hora de contratar al personal.
Por Franchesca Roselie – @froselie
La selección de perfiles laborales está sufriendo importantes cambios. Las empresas ya no buscan un “currículum perfecto”; más bien se enfocan en buscar colaboradores con valores que se identifiquen con la esencia de las empresas, por eso los procesos de selección se han adaptado a lo que demanda el mercado: profesionales que hagan las cosas con pasión y cuya experiencia y convicciones estén por encima de lo académico o estético.
Hoy en día, la estética sigue afectando al candidato, aunque las redes sociales y las generaciones de talento más joven lo normalizan, solo el 12% de los europeos están tatuados, un porcentaje bajo si lo comparamos con la media de millennials que llevan tinta en la piel. Es la generación más tatuada hasta la fecha y también la que ha conseguido romper con los estereotipos que existen en torno al sector. Según el Pew Reaserch Center, el 40% de los millennials tiene al menos un tatuaje.
¿Hasta qué punto puede una empresa regular la imagen de sus empleados?
“Siempre habrá gente a la que puedas crearle mayor desconfianza por mostrar tu piel tatuada”.
Si existen dos candidatos que tienen una formación muy similar y unos valores bastante parecidos, hay más probabilidad de que la empresa seleccione a aquel que no tiene tatuajes o estos no son visibles, frente a la persona que sí los tiene. Una realidad de la que la mayoría de personas son conscientes y todavía son muy pocas las que quieren acabar con ella.
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Aunque sí es importante destacar que, poco a poco, son más las empresas que permiten a sus empleados tener tatuajes, aunque sean visibles; sin que esto suponga problema alguno. La mayoría suelen pertenecer a sectores relacionados con el mundo artístico o incluso; podríamos hablar de compañías digitales. Esto, entre otras cosas, ha permitido a los empleados lucir tatuajes sin problema alguno. Ya que, como bien defienden estas empresas, la apariencia no determina la efectividad de una persona.
En definitiva, la ruptura con los estereotipos y prejuicios existentes en torno a la tinta en la piel dependerá no solo de la evolución de la sociedad, sino también de la aceptación y normalización por parte de las empresas y profesionales que contratan.
No obstante, toca preguntarse, ¿pueden las empresas desperdiciar potenciales talentos simplemente porque su imagen no es tal y como se espera o les gustaría?
Mientras tanto, quedémonos con la reflexión de Herman Melville acerca de los tatuajes: “¡Es sólo su exterior!, un hombre puede ser honesto bajo cualquier tipo de piel”.