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Vivir con tu SUEGRA y HONRAR la experiencia

Si! Ya sé que el título parece un antónimo, no nos casamos para vivir con la suegra. (jajaja) Creo que no es el plan de ninguna, al menos no era el mío. Y esto no tiene que ver con el profundo cariño que le tengo, soy de las que piensa que “el que se casa, casa quiere” y de las que logra tener la casa y luego por malabares del destino: migración, crisis humanitaria en el país de origen, etc, la suegra termina en esa casa.
Claro qué hay una explicación. Esto no estaba en los planes de mi suegra dejar su hogar y venirse a vivir con nuestra familia tras 75 años de ser la reina de su espacio y tener ya a sus hijos casados y formados. Pero las razones podemos dejarlas para otro post. Confía en que tenemos buenas causas y que hemos aprendido tanto de esta experiencia que te queremos compartir cómo romper con el paradigma de la suegra malvada y convertir la experiencia en una vivencia positiva.
Por Vanessa Montilla Ferrer @vanemontillaf
Porque nunca debes decir nunca (te lo dice la voz de la experiencia) y es mejor que estés preparada, te puntualizamos algunos de los aprendizajes que a fuerza de experiencia nosotros (ella y yo) hemos alcanzado para lograr una sana y positiva convivencia:

Recuerda que el tiempo de esparcimiento y privacidad de ella también es importante.

Es fundamental que ella cuente con espacios en casa y fuera de ella para desarrollar sus actividades sin interferir con la dinámica familiar, recuerda que ella al igual que tú valora su individualidad y no tenia planeado vivir contigo. En función a su edad invítala a involucrarse en talleres, viajes, actividades y paseos con personas de su edad u otros miembros de la familia por periodos de tiempo. Llegará a casa con nuevas experiencias que contar y mantendrá su actitud en armonía al sentirse productiva. Motívala a vivir nuevas experiencias junto a su grupo de referencia y celebra sus logros para hacerle saber que también ella es importante en el hogar. Por ejemplo, a sus 75 años, mi suegra se inscribió a estudiar en la universidad en un país distinto al suyo y presentó su trabajo en ferias junto a sus nuevas compañeras de estudio. Nosotros documentamos su logro en fotografías y celebramos el día de la entrega de su certificado de culminación de estudios.

Refuerza el lado positivo de la experiencia, haz reconocimiento a la suegra por el apoyo que brinda en casa y su contribución a que la dinámica familiar fluya favorablemente. Asígnale roles dentro de las tareas del hogar para que se sienta partícipe y valora las contribuciones que su presencia hace a la familia. Personalmente disfruto mucho ver cómo mi hija de 2.8 años juega con mi suegra de 77años. La invita a ser niña de nuevo y comparten sonrisas cómplices. Al ser inmigrante he aprendido a valorar y agradecer la posibilidad de que mi hija tenga el amor de una de sus abuelas muy cerca y pueda disfrutarlo cada día. Sé que es un amor incondicional y sin reglas, complaciente y consentidor que los padres no siempre podemos brindar.

Definitivamente vivir con la suegra puede ser una experiencia positiva si sabemos gestionar la convivencia adecuadamente. Aún así, no quiero confundirte, este artículo no es una invitación a que vivas con tu suegra, es más bien una pequeña guía de convivencia asertiva en caso de que el camino te lleve a vivir la experiencia, porque así como pienso que “el que se casa, casa quiere” también pienso que “todos vamos para viejos” y que en la tercera edad es súper importante sentirse protegido, productivo, honrado y respetado, más cuando se ha levantado una familia numerosa a fuerza de amor y dedicación como lo ha hecho mi suegra por más de 70 años.
Y si surge la duda, ten la certeza de que esta publicación está aprobada por ella y por sus experimentadas canas que ya empiezan a salirme a mí, porque en algún momento todas nos vamos haciendo vintage y podemos ser *la suegra*!
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