Jada Pinkett y Will Smith se casaron en 1997 y tuvieron a sus dos hijos, Jaden y Willow. Veintitres años después, la pareja se ha sentado por primera vez cara a cara y frente al público en el programa de la actriz, Red Table Talk (aunque ahora es en un sofá y no en una mesa, como indica su título) para hablar de algo tan sensible como la paternidad. A pesar de que desde el principio de la conversación se aprecia que el protagonista de “I Am Legend” trata el tema desde una perspectiva muy íntima, lo cierto es que los momentos que más han emocionado al actor han sido hablando de Trey, su hijo mayor, fruto de su relación con Sheree Zampino, con quien estuvo casado entre 1992 y 1995. Aunque actualmente tienen muy buena relación, entre ellos existió un distanciamiento que todavía le persigue.
«El divorcio fue el fracaso más importante para mí», asegura Will a su actual esposa. «Me han lastimado mucho en mi vida adulta, pero no creo que nada me haya afectado tanto como divorciarme de la madre de mi hijo de dos años. Me separé y me encontré con que si un hombre no es un gran esposo, pierde sus derechos parentales«. El actor tenía 24 años cuando nació su hijo, al que llamaron William en honor a su padre y su abuelo (eso sí, le llaman Trey) y sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros desde el momento en el que llegaron a casa con el bebé. Recordando esta situación, en la que no podía evitar admirar y echar en falta a sus propios padres pese a las cosas negativas que también le habían inculcado, el protagonista de “El príncipe de Bel Air” no podía evitar emocionarse y derramar alguna lágrima, pero la conversación no había hecho más que empezar. A medida que avanzó la conversación fueron acercándose más al divorcio que cambió por completo su visión de sí mismo: «Soy mucho mejor padre que marido», admitía.
«Con Sheree y con Trey eso fue un momento muy difícil. […] El divorcio ha sido el mayor de mis fracasos», admitía Will ante su esposa, que se mostraba de lo más comprensiva. «En ese proceso empiezas a luchar por tus derechos y el niño está en medio. Sheree y yo atravesamos eso durante un tiempo y porque yo había visto a mi padre golpear a mi madre sabía que no iba a permitir que mi hijo viera nada violento hacia su madre, así que el deseo de evitar algo así me convirtió en un padre ausente», explicó el intérprete. Tal y como añadía Jada, la idea era evitar que el pequeño fuera testigo de peleas, discusiones o insultos que pudieran marcarle, pero aquello también supuso un antes y después en su vida.
Sin embargo, el padre de Will, ya fallecido, fue quien le dio el mejor de los consejos. Le dijo que dejara las cosas estar y que su hijo ya le buscaría cuando estuviera preparado para ello… y así fue. Actualmente, Trey considera al actor como su mejor amigo y acude a él siempre que le necesita, llamada a la que el padre de Jaden y Willow siempre acude. Tal y como han recordado durante su charla, mientras el actor estaba con su hijo en Pekín rodando The Karate Kid viajaban a Los Ángeles los fines de semana para poder ver los partidos de fútbol americano de Trey. Así, el protagonista de “The Pursuit of Happyness” consiguió encontrar la balanza y ser el padre que siempre había querido ser.