Los adultos que se hidratan bien ralentizan el envejecimiento, se mantienen más sanos y desarrollan menos enfermedades crónicas que aquellos que no lo hacen correctamente, según un estudio de los Institutos Nacionales de Salud publicado recientemente.
Aunque los cuatro pilares para llevar una vida saludable se han repetido hasta el hartazgo, no está de más recordarlos de vez en cuando: hacer ejercicio de forma regular, no fumar, no beber alcohol y mantener una dieta saludable y equilibrada. A este catecismo de la vida sana podríamos añadir uno más: hidratarse correctamente.
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Sin embargo, no todas las bebidas son válidas para cumplir con el propósito de aumentar la hidratación de nuestro organismo. Por ello hay que prestar atención a aquellas que aportan un gran número de calorías líquidas y contribuyen a elevar los niveles de colesterol que, según informa la Fundación Española del Corazón (FEC), debería situarse en los siguientes niveles:
- Colesterol total: menos de 200 mg/dl.
- Colesterol LDL: menos de 100 mg/dl.
- Colesterol HDL: superior a 35 mg/dl en el hombre y 40 mg/dl en la mujer.
Ante estas cifras, reducir el consumo de bebidas que provocan un aumento del colesterol es cada vez más importante. Por ello, es necesario saber con cuáles hay que tener más cuidado a la hora de consumirlas.
- Las bebidas alcohólicas. El consumo excesivo de alcohol puede aumentar tanto el colesterol como los triglicéridos. Además, eleva la presión arterial y el riesgo de desarrollar insuficiencias cardiacas, sobrepeso o diabetes.
- Leche entera. Contiene grasas saturadas que incrementan los niveles de colesterol malo (LDL). Además, contribuye a aumentar los niveles de glucosa en sangre.
- Refrescos azucarados. Eliminarlos de la dieta puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades cardiacas, diabetes y obesidad.