- No compitas por el amor del hijo: Es en serio. Su madre es y será siempre el primer amor de tu esposo, aunque el diga lo contrario. Freud no se equivocó cuando nos presentó a nuestro amigo Edipo. No compitas por un amor imposible, asume que cada una tiene un espacio único y especial en la vida de tu esposito y ese espacio debe ser respetado por ambas.
- Establece límites claros: si, la suegra vive contigo, pero en tu casa mandas tú. Es importante definir desde un inicio hasta donde llegan los límites de su rol en el hogar, las reglas de convivencia y la dinámica familiar deben ser establecidas por el matrimonio y no por la familia de origen.
- Genera espacios de privacidad: Preservar la privacidad de la pareja es fundamental; si bien vivimos bajo el mismo techo, la suegra debe tener muy claros los espacios de pareja, de conversación y de compartir en privado, hablen (tú y tu esposo) francamente con ella de la importancia de no involucrarse en asuntos matrimoniales, emitir opiniones no solicitadas o comentar a terceros temas exclusivamente familiares. Esta solicitud debe estar muy clara desde un inicio de la relación de convivencia, trasmítesela con respeto y cariño explicándole cuán importante es para ustedes respetar los espacios de cada miembro de la familia.
Recuerda que el tiempo de esparcimiento y privacidad de ella también es importante.
Es fundamental que ella cuente con espacios en casa y fuera de ella para desarrollar sus actividades sin interferir con la dinámica familiar, recuerda que ella al igual que tú valora su individualidad y no tenia planeado vivir contigo. En función a su edad invítala a involucrarse en talleres, viajes, actividades y paseos con personas de su edad u otros miembros de la familia por periodos de tiempo. Llegará a casa con nuevas experiencias que contar y mantendrá su actitud en armonía al sentirse productiva. Motívala a vivir nuevas experiencias junto a su grupo de referencia y celebra sus logros para hacerle saber que también ella es importante en el hogar. Por ejemplo, a sus 75 años, mi suegra se inscribió a estudiar en la universidad en un país distinto al suyo y presentó su trabajo en ferias junto a sus nuevas compañeras de estudio. Nosotros documentamos su logro en fotografías y celebramos el día de la entrega de su certificado de culminación de estudios.
- Mantén continuamente una comunicación franca y honesta basada en el respeto y la asertividad, si alguna situación es molesta o genera incomodidad, no la guardes para ti, evítate una bola de nieve que puede inundarlos a todos; conversa con tu esposo si el caso lo amerita para manejar la situación entre ambos o busca un espacio adecuado cuando te sientas en calma para conversar con tu suegra y escuchar sus impresiones. Recuerda que ponerse en los zapatos del otro es una regla básica si deseas que la comunicación fluya positivamente. No evites el conflicto, el conflicto forma parte de la convivencia, puedes estancarte en el o bailar con el y aprender de la experiencia.
Refuerza el lado positivo de la experiencia, haz reconocimiento a la suegra por el apoyo que brinda en casa y su contribución a que la dinámica familiar fluya favorablemente. Asígnale roles dentro de las tareas del hogar para que se sienta partícipe y valora las contribuciones que su presencia hace a la familia. Personalmente disfruto mucho ver cómo mi hija de 2.8 años juega con mi suegra de 77años. La invita a ser niña de nuevo y comparten sonrisas cómplices. Al ser inmigrante he aprendido a valorar y agradecer la posibilidad de que mi hija tenga el amor de una de sus abuelas muy cerca y pueda disfrutarlo cada día. Sé que es un amor incondicional y sin reglas, complaciente y consentidor que los padres no siempre podemos brindar.
- Brinda la apertura para que ella pueda comunicarse contigo en los momentos que lo requiera. Se franca en tus emociones y hazle saber que en los momentos que considere oportuno conversar para aclarar algún sentimiento, dar una idea o sugerencia tú estarás dispuesta a escuchar y negociar si hay cambios oportunos que hacer en el hogar.